MEDITACIONES

de     P. F.

Los jueces, Tola y Jair  *


Jueces 10:1–5*

Es con algo de sorpresa, después de leer la larga historia de Abimelec, como llegaba al liderazgo de Israel tal hijo de Gedeón tan corrupto y malo, y la triste historia de la destrucción de él mismo junto con sus apoyadores en Siquem, que leemos de dos hombres jueces en cinco versículos.

“Después de Abimelec, se levantó para librar a Israel Tola hijo de Fúa, hijo de Dodo, varón de Isacar, el cual habitaba en Samir en el monte de Efraín. Y juzgó a Israel veintitrés años; y murió, y fue sepultado en Samir”.

Acordamos que el nombre de Abimelec quería decir “mi padre era el rey” aunque Gedeón había rechazado ser rey.  Ahora vemos a un hombre humilde cuyo nombre quiere decir “gusano”.  ¿No nos hace pensar de otro hombre humilde de quien el profeta David en su Salmos 22 profetizaba “Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo”.  Acaso eso nos explica porque leemos tan poquito de su historia.  No era Tola un hombre renombre como Abimelec, famoso por sus crueldades y aventuras, sino un hombre quien tomaba su responsabilidad para juzgar la nación de Israel desde el punto de vista de uno de los arboles nobles de Jotam.

Habitaba Tola, un hombre de la tribu de Isacar, entre los hijo de Efraín en Samir.  Vimos como los efraimitas eran hombres demasiado orgullosos y se habían quejado contra Gedeón por no ser llamados a la batalla con los madianitas.  Pero Tola, quien vivía entre ellos, no tomaba de su orgullo ni participaba en su búsqueda de gloria, que resultaba en los días de Jefté en una matanza vergonzosa.  No, Tola vivía tranquilamente y juzgaba a Israel, no buscando nada de gloria por sí mismo.  Así vemos nada espectacular en su tiempo de juez, pero yo calculo que la nación mucho aprovechaba, después de seguir al hombre cruel Abimelec, una paz y tranquilidad que la mayoría de hombres busca.  Así no veo lo poco escrito de Tola como algo malo, sino una demostración del liderazgo bueno del hombre humilde.  La historia más interesante de leer es cuando hay guerras y acontecimientos interesantes, pero el pueblo de Dios vive con más tranquilidad cuando son tiempos de paz.

“Tras él se levantó Jair galaadita, el cual juzgó a Israel veintidós años. Este tuvo treinta hijos, que cabalgaban sobre treinta asnos; y tenían treinta ciudades, que se llaman las ciudades de Jair hasta hoy, las cuales están en la tierra de Galaad. Y murió Jair, y fue sepultado en Camón”.

Aquí vemos otro hombre de poca fama por sus hechos.  Lo más conocido de su historia era su familia grande con muchos hijos varones.  La idea tras los hijos sobre unos asnos nos hace pensar de lo que dijo Débora la profetiza en Jueces 5:10; “Vosotros los que cabalgáis en asnas blancas, los que presidís en juicio, y vosotros los que viajáis, hablad”.  Así parece que Jair enseñaba a sus hijos ser líderes también y ellos juzgaban, no en la nación total pero cada uno en el lugar donde vivía, en su propia ciudad.  Pero eran conocidos como los hijos de Jair tanto que se pegaba el nombre de Jair sobre las ciudades donde gobernaban.

Veo en esto un hombre que cuidaba a su familia en su relación con Jehová antes que todo lo demás.  El resultado fue que sus hijos llegaban a ser tales líderes en el ejemplo de su papa.  Vemos el contraste con aquel juez de Israel Elías, un hombre que era ambos sacerdote y juez, pero cuyos hijos eran corruptos en sus hechos con el pueblo de Dios, notados por su inmoralidad y avaricia.  ¿Qué dijo Dios acerca de aquel padre de familia?  “¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel”? 1 Samuel 2:29  No era que Elías participaba en los pecados de sus hijos pero los dejaba para hacer cosas malas.  Era sacerdote fiel pero padre muy débil.  Vemos lo mismo en David pues dice así “Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así”? 1 Reyes 1:6

Temo yo que el problema grande entre nosotros es la falta de enfoque en la familia en las cosas de Dios y en la lectura de la palabra junto con la oración.  Quizás pensamos de la necesidad de la educación de nuestros hijos, que tengan un buen trabajo mejor que el nuestro, o cuantas otras cosas del mundo.  No digo que estas cosas no son de importancia, pero que triste es si nuestros hijos solo prosperan económicamente en este mundo, sin la prosperidad espiritual.  Jair era un hombre que lideraba primero en su familia en las cosas de Jehová, tal que su hijos seguían sus pisadas.  Que tomemos consejo de buen ejemplo.

FELIPE FOURNIER
29 abril de 2018